martes, 1 de agosto de 2017

Te Invito

Hoy te invito formalmente a mi vida.
Requisitos. Maneras sencillas, sonrisas sinceras,
ausencia de prisa. ganas de beberse cada instante
como si no hubiera un mañana.
Sentirte como si estuvieras en casa.
Lugar. Cualquier espacio es adecuado.
Tu casa, la mía. Tu piel, mi piel.
Un valle al atardecer o un manantial a primera hora.
El lugar lo creamos nosotros.
El contexto es bello si lo es nuestro texto.
Reglas. Vale todo para todos.
Siempre que tú sigas siendo tú
y yo pueda seguir siendo yo.
Aceptando que, si alguno cambia,
será porque así lo siente.
Y así lo respetaremos.
Sabiendo que, si alguno se mantiene,
será porque su coherencia le invita a ello.
Y así lo respetaremos.
No hace falta que traigas nada.
Hay corazón, determinación y compromiso.
Alimentos de sobra y propósitos a mansalva.
Se servirán palabras frescas y mirada limpia.
Habrá vida para todos… a manos llenas.
Si te apetece asistir,
ni siquiera hace falta que avises.
Es más, ni siquiera hace falta que vengas.
Mi vida, como toda vida,
se vive en cualquier rincón,
sobre cualquier pradera, junto a cualquier playa.
También donde tú estás ahora.
Hoy te estoy invitando a mi vida.
En realidad, en esta invitación,
te invito a la vida, la que también es tuya.
Porque la vida no me pertenece,
simplemente la uso y disfruto.
Mi derecho a la vida, al que ahora te invito,
no precisa de títulos de propiedad,
porque le basta y le sobra
con credenciales de camino recorrido.
La invitación es abierta
y sin fecha de caducidad.
Salud y paz.
Fuente: Maestro Luis Bueno.

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