lunes, 27 de febrero de 2017

El libro de la selva - Lo más vital (Ukelele COVER)




Busca lo mas vital, no más 
lo que es necesidad, no más 
olvídate de la preocupación 
Tan sólo lo muy esencial 
para vivir sin batallar 
y la naturaleza te lo da 
Doquiera que vaya 
doquiera que estoy 
soy oso dichoso 
oso feliz 
La abeja zumba siempre así 
porque hace miel sólo para mí 
y las hormigas encuentro bien 
y saboreo lo menos cien 
del primer lenguetazo 
Lo más vital en esta vida lo tendrás 
te llegará 
Busca lo más vital, no más 
lo que has de precisar, no más 
nunca del trabajo has de abusar 
Si buscas lo más esencial 
sin nada más ambicionar 
mamá naturaleza te lo da 
Lo más vital para existir 
te llegará 
nos llegará 
Busca lo más vital, no más 
lo que has de precisar, no más 
nunca del trabajo has de abusar 
Si buscas lo más esencial 
sin nada más ambicionar 
mamá naturaleza te lo da 
mamá naturaleza te lo da

viernes, 24 de febrero de 2017

Lo que hay dentro de ti

https://youtu.be/22jIlvU7PsA

jueves, 16 de febrero de 2017

martes, 7 de febrero de 2017

Rozalén- La Belleza



La belleza es una actitud, y eres bello/a cuando eres auténtico, cuando decides ser tú mismo cada día de tu vida y batallar la vida con coraje y plenitud.

domingo, 5 de febrero de 2017

La Soberbia.


Soberbia es ceder al
deseo de la propia elevación, es el aprecio desordenado de las propias cualidades, el desear poder. El alma se hincha tanto cuando alimenta al ego de la soberbia que no cabe ni en sí misma ni en el puesto que debe ocupar, el que es señalado y preparado por la vida para uno. Entonces, también todo lo que le parece extraño le resulta pequeño y de poco valor. La soberbia es, en fin, un exceso de “amor” propio llevado hasta el punto de llenar con él toda el alma, de modo que no queda sitio para la vida espiritual.
Esta exagerada idea de la importancia y de la perfección propia puede permanecer oculta en el interior de la persona o manifestarse al exterior. En este último caso se desea que los demás le consideren a uno y piensen de igual modo que uno piensa sobre sí mismo. El deseo de que los otros reconozcan las propias preeminencias puede, a su vez, acompañarse con el deseo de que los más le satisfagan a uno por medio de halagos y de alabanzas, o bien por la sumisión hacia su persona. El soberbio también aspira a que la fama divulgue los pretendidos méritos propios, y que la sociedad los recompense. Anhela honores y distinciones y suspira por los primeros puestos en los organigramas de las organizaciones.
La soberbia es vanagloria y ambición. También es orgullo, jactancia, engreimiento y pedantería. Se encuentra en la raíz de todos los demás vicios, es todo lo contrario que la humildad y oscurece la visión de la verdad, porque supone vivir en una mentira más o menos descarada.
La soberbia de algunas personas les hace creer que no han recibido de la vida nada que no se merezcan o bien que no reciben nada de Dios. El camino espiritual les parece absurdo, y para justificar su forma de pensar elaboran ideas extrañas que no tienen ni base real ni fundamento. Muchos están convencidos de tener lo que en realidad no tienen. En esto, como en todo, es esencial conocerse a sí mismo. El desordenado amor propio hace ver aumentadas las propias aptitudes y cualidades, y tiende un velo sobre las propias imperfecciones. Suele suceder que son las personas que menos se lo merecen las que más se exaltan y se engríen.
La exagerada valoración en la que el orgulloso se tiene es nefasta. No rectifica sus errores porque no se da cuenta de ellos, ni pide a Dios su ayuda, porque no la cree necesaria. Permanece tranquilo e indiferente en medio de su desorden, sin reparar en que camina sobre un sendero equivocado y que pronto deberá dar marcha atrás.
Aunque uno supiera que verdaderamente le sobran cualidades de las que otras personas carecen, ello no es motivo para envanecerse y despreciarlas. Sucede en muchas ocasiones que a quienes más se ensalzan en el concepto propio, Dios les permite las más vergonzosas caídas. La vida responde ante la soberbia de una manera terrible y, muchas veces, inmediata.
Con los demás egos el ser humano se aparta de la Verdad y de Dios, se dirige de manera inmoderada hacia la Tierra y sus criaturas y abusa de los bienes con los que la vida les ha ofrecido. Con la soberbia, poseído por el deseo de colocar en sus manos el bastón de mando de la Creación, se levanta en su pensamiento por encima de Dios.
Las personas que empiezan a atisbar algo de luz en sus consciencias se suelen avergonzar de sus defectos. Esta no es una postura del todo adecuada, pero peor resulta creer que se carece de ellos. Cuando el orgulloso advierte la magnitud de su desvarío procura a toda costa ocultarlo. Quiere esconder dentro de sí el vicio, pues se avergüenza de lo que realmente es, y quiere mostrarse a los demás diferente y superior a su propia realidad. Le aterra la idea de que los demás le puedan despreciar, aunque a sus propios ojos se vea a sí mismo despreciable. En muchas ocasiones, la persona que sufre el ego de la soberbia anhela que la consideren humilde, pero no puede estar siempre tan atenta que no manifieste su altanería. La falsa virtud, ahora la falsa modestia, pronto se descubre, pues a la menor contrariedad manifiesta el ego de la soberbia que guarda en su interior.
No pide a Dios ayuda, pero tampoco pide a otras personas consejo, porque esto le parecería una humillación. Ella sola se cree suficiente, porque valora en poco todo lo que pueda venir desde fuera de ella misma. La amistad no cabe en su corazón, que lleno de amor propio excluye cualquier otro afecto. Sola y aislada entre las demás personas, concentrando en sí todo su amor y toda su vida, no puede soportarse y pocos pueden soportarla. Con el entendimiento muy limitado suele ser también terca y obstinada, y por la misma soberbia y orgullo entra en los más ridículos o ruinosos pleitos. Y todo porque le parece una deshonra y una flaqueza retirar el pie de un camino que ya ha tomado y volver hacia atrás. Todavía no ha aprendido que el ser humano no debe ser esclavo de nada, ni siquiera de sus propias palabras. La simple oposición le irrita, las reprensiones le enfurecen y está siempre dispuesto a rebelarse contra la autoridad legítima, a saltar por encima de todo y a despreciar el camino de la espiritualidad.

" El Sabe a quien va dedicado este post"
Con toda mi Fraternidad
Francisco Martin.

viernes, 3 de febrero de 2017

Tres retos...

La vida siempre plantea retos. Pero es más importante cómo ves esos retos. Las personas durante su vida, pasan por tres escalones, los llamaremos "Los 3 escalones de la evolución personal".
Aquí no te puedes brincar de un salto para llegar del primero al tercero. Tienes que pisar por cada uno. Hay personas que se quedan para siempre en el primer o segundo escalón. Tu desafío, como en un juego, es llegar al tercero.
Estos son los tres escalones de la evolución personal:
1.- Sufrir.
"¿Por qué Dios no se apiada de mi?" "¿Por qué las personas son tan malas?" "¿Por qué me tiene que pasar esto a mi?".
Esta forma de pensar cierra todas tus posibilidades de crecer. Hace que te encierres en un círculo vicioso de tristeza, del que rara vez escapas durante tu vida.
2.- Aprender de las derrotas.
Es la mentalidad de "¿Qué puedo aprender de esto que me está pasando?" "¿Qué puedo hacer al respecto?".
Este es el segundo escalón de la evolución personal.
Superas la mentalidad de sufrir y comienzas a crecer.
Pero este escalón solo es una verdad a medias. Si te quedas en él, serás una luchadora incansable que se enfocará en el éxito desde el punto de vista social: dinero, casa, familia, etc.
Y tarde o temprano durante tu vida, en especial cuando estés a punto de llegar a la vejez, te darás cuenta que has estado pedaleando en el vacío "¿Qué sentido tiene todo lo que estoy haciendo? Algo me falta".
Pero si luchas con tenacidad por encontrar la respuesta, tarde o temprano subirás al tercer escalón...
3.- El propósito de tu vida.
Llegarás a ver tu vida, no como un mero accidente, sino como una misión de vida que tienes que llevar a cabo.
Te voy a pedir que retrocedas en el pasado 10 años. Y veas como cada una de las acciones de tu vida, te llevaron cuidadosamente al momento que estás viviendo hoy.
Verás con claridad que cada persona y circunstancia de tu pasado, parecen acomodarse como si fueran piezas de un rompecabezas. Descubrirás que el que te despidieran de tu trabajo, te obligó a ir por sendas que ahora estás muy agradecido.
Comprenderás que el que tu novio te dejara, te llevó a conocer al hombre de tu vida con el que actualmente estás casada.
Cada hecho está ligado con el siguiente.
Cuando llegues al tercer escalón, el éxito social será secundario para ti. Al contrario de las personas que están en el escalón 1 y 2, que se enfocan en recibir, cuando estés en el escalón 3, te concentrarás en dar.
Tu vida será una mágica aventura.
Vivirás en el presente, preguntándote que tiene que ver determinada persona o circunstancia con tu misión.
La única forma de que seas feliz plenamente, es estando en el escalón 3. En el 1, imposible. En el 2, es un parche, solo de forma temporal te sentirás bien mientras recibes aprobación de los demás por tu éxito social. Solo en el escalón 3 encontrarás sentido a tu vida.
Porque sabrás que no estás por accidente.
Sabrás que tu vida tiene un propósito.
Cuando cambies de enfoque interior para buscarlo, los maestros aparecerán para enseñarte lecciones y dirigirte a cumplir tu misión. Pueden presentarse en la forma de un amigo, un niño o una nota en el periódico que por arte de magia aparecerá.
No es coincidencia. Recibirás pistas a lo largo de tu vida, que te dirán que hacer.
Solo manténte alerta y sigue tu intuición.
Así que recuerda: solo cuando estés en el tercer escalón de la evolución personal experimentarás esa sensación interior de plenitud. Tu vida tiene un propósito y tu tarea es descubrirlo.
Y tú, ¿en que escalón te encuentras?